Dolores Mora Vega nació en la provincia de Salta en 1867, escultora y pintora argentina. Estudió dibujo y pintura en la escuela de Bellas Artes de Tucumán y más tarde, por medio de una beca, en Buenos Aires.
En 1897 viajó a Europa y se introdujo en los círculos de los mejores maestros y escultores, perfeccionando sus técnicas. En Roma abrió su propio atelier donde se reunían artistas e intelectuales de Italia, Francia y Alemania; su nombre empezó a ser reconocido y adquirió fama de gran artista: ganó un concurso para hacer el monumento a la Reina Victoria de Inglaterra, para la ciudad de Melbourne; otro, para el monumento al zar Alejandro I, para San Petersburgo, pero ninguno de los dos pudo realizar, ya que debía adoptar la ciudadanía de esos países (australiana y rusa), condición con la que no estuvo de acuerdo.
Cinceló bustos, modeló bajorrelieves, trabajó febrilmente: su nombre se impuso en Europa, pero Lola deseaba que su obra fuera conocida también en su país. Ofreció la Fuente de las Nereidas - que representa el nacimiento de Venus - inspirada en la mitología griega, lo que le generó el primer escándalo como escultora. Buenos Aires la condenó, la agredió, sufrió oposición, críticas y rechazo. Los sectores conservadores consideraron a la obra inmoral, por la desnudez de las figuras.
En todas sus obras la artista manifestó una fuerza creadora, ardiente, transgresora, que escandalizó a una sociedad prejuiciosa, que no supo ver la calidad y la sensibilidad que en ellas expresaba. Muchas de sus obras fueron destrozadas antes de ser inauguradas y otras terminaron en un depósito municipal.
Paisajes, retratos, esculturas, todas obras de singular belleza: su talento y su infatigable inspiración han hecho de Lola Mora la primera mujer escultora del Rio de la Plata. El dolor y el ostracismo porteño no la amilanaron, siguió con entereza y pasión volcándose en su obra.
Cuando dejaba de lado la escultura, incurría en otros campos. Fue inventora y urbanista: en Roma, proyectó la construcción de su casa; en Buenos Aires, diseñó planos para hacer el Primer Proyecto de Subterráneo y un túnel subfluvial, otro para el tránsito de tranvías y peatones; participó como contratista en el tendido de rieles del Ferrocarril Transandino del Norte, en Salta. Fue pionera de la Minería Nacional, a los 60 años, viviendo en Salta, se dedicó a extraer aceites lubricantes de las montañas, para usarlo como combustible.
Lola Mora murió en 1936, extremadamente pobre, a los 69 años.
Después de muchos años - su obra marginada y ella olvidada - son pocas las obras expuestas de Lola Mora que quedan. Se encuentra alguna escultura en Salta, Tucumán, Jujuy, Mendoza, algunos grupos funerarios en el cementerio de la Recoleta y el busto de Sáenz Peña en la Casa de Gobierno. En la ciudad de Rosario, actualmente se exponen en el Monumento Nacional a la Bandera (ver foto).
El Congreso de la Nación dispuso en 1998, el día de su natalicio como "Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas", reconociéndole que fue una genial escultora.