Un oráculo es una respuesta que da una deidad por medio de sacerdotes, o a
través de interpretaciones de señales físicas, o de interpretaciones de
símbolos sobre piedras, como las Runas, o de interpretaciones de símbolos sobre
cartas, como el Tarot. Por extensión, se llama oráculo al propio lugar en que
se hace la consulta y se recibe la respuesta (el oráculo). Existen varios de
estos lugares, que fueron muy importantes en la Antigüedad, la mayoría
pertenecientes al mundo griego. Los romanos asimilaron y heredaron los oráculos
griegos, creando además los suyos propios.
El más conocido del mundo Griego: Oráculo de Delfos en Grecia, en la falda
del monte Parnaso. El santuario del dios Apolo fue desde muy antiguo un
importante centro de culto. El oráculo se recibía a través de una mujer que se
llamaban pitia o pitonisa, en estado de éxtasis frenético. Se pensaba el
ombligo del mundo, por eso existe allí una piedra esculpida llamada onfalion, u
ombligo, que dos águilas soltadas por Zeus desde los extremos del mundo
marcaron al pasar.
Otros oráculos:
TAROT:
Las primeras referencias al Tarot aparecen en el Siglo XV en Italia. La
baraja más antigua es el Tarot de Filippo Maria Visconti (1412-1447). El
historiador italiano Giordano Berti supone que el duque de Milán fue el
inventor del Tarot.
En estudios realizados por ocultistas de los Siglos XVIII y XIX, como
Antoine Court de Gebelin, Eliphas Levi y el Doctor Gérard Encausse (Papus) se
intenta demostrar la conexión existente entre el tarot y la cábala, así como
con el simbolismo egipcio.
Otros autores afirman que los gitanos, en su deambular por los países
europeos, promovieron el Tarot como un sistema adivinatorio. Hay, de hecho,
quien sostiene que el Tarot logró sobrevivir a la Inquisición, ya que los
gitanos y sus conocidas prácticas esotéricas consiguieron zafarse de la persecución
y la hoguera y llegar hasta nuestros días.
Carl Jung fue el primer psicólogo en asignar importancia al simbolismo del
Tarot. Cabe destacar que el psiquiatra suizo, aún manteniendo una perspectiva
científica al respecto y centrándose en el uso del Tarot como medio
simbólico-arquetípico de acceso a la psique, no desestimaba totalmente, empero,
la posibilidad del uso del Tarot con fines adivinatorios. En efecto, en virtud
del "principio de sincronicidad" por él postulado, la psique humana
sería capaz de intuir el presente, el pasado y el futuro del espacio-temporal
en el momento de la tirada de cartas.
Sin embargo, Jung veía las cartas del Tarot principalmente como
representantes simbólico-arquetípicos de tipos fundamentales de personas o
situaciones incrustadas en el subconsciente de todos los seres humanos. La
carta del Emperador, por ejemplo, representaría la figura del patriarca o del
padre, la autoridad en el plano temporal en general; mientras que la carta del
Papa representaría la autoridad en el plano espiritual, la sabiduría teológica,
etc.
La teoría de los arquetipos da lugar a varios usos psicológicos. Ya que
las cartas representan varios tipos de personas, se puede tener acceso a las
ideas de la percepción de sí mismo del sujeto, al pedirle por ejemplo, que
seleccione una carta con la que él "se identifique". Igualmente, el
sujeto puede tratar de clarificar su situación al imaginarla en términos de
ideas arquetípicas asociadas con cada carta.
I CHING:
El I Ching, es un libro oracular chino cuyos primeros textos se suponen
escritos hacia el 1200 a. C. Es uno de los Cinco Clásicos confucianos.
El término i ching significa ‘libro de las mutaciones’. Se cree que
describe la situación presente de quien lo consulta y predice el modo en que se
resolverá en el futuro si se adopta ante ella la posición correcta. Es un libro
adivinatorio y también un libro moral, a la vez que por su estructura y
simbología es un libro filosófico.
Experimentar el I Ching es intentar comprender cómo se generan y se
producen los cambios en nuestras circunstancias y en nosotros mismos. Este
milenario tratado de leyes universales, cuyo origen se remonta a más de 3000
años de antigüedad, nos indica la dirección natural o de menor resistencia al
cambio que presenta la situación en la que nos encontramos.
La posibilidad de descubrir y desenmascarar las contradicciones que se
esconden tras las apariencias y llegar a comprender los cambios que se producen
en nuestra vida, es principalmente lo que nos ofrece el I Ching a través de la
estructura de ideas representadas en los diferentes símbolos y hexagramas y de
las relaciones que se establecen entre las mismas.
Si consiguiésemos comprender de antemano las posibles consecuencias de una
determinada idea, palabra, hecho o actitud, algunos podrían creer que están
adivinando el futuro, aunque realmente, se trataría de una simple previsión,
resultado de la comprensión de la relación que existe entre los
acontecimientos.
ORACULO RUNICO
“Runa” significa secreto. También es la palabra que simboliza el ruido de
una piedra rozando con otra piedra. Pero en verdad, las runas son un antiguo
método oracular. Es la máxima síntesis de los símbolos mágicos occidentales.
Emisarias de un pasado lejano del que sabemos poco y que sigue haciéndose
presente aún en medio de las máquinas de la ciudad. Son voces que quieren ser
oídas para transmitir las enseñanzas de los pueblos antiguos, de los que la
historia y la arqueología rescatan apenas fragmentos.
Los pueblos del norte europeo depositaban en las Runas toda su confianza,
utilizándolas de manera personal bajo la protección del dios Odín, quien se
colgó nueve días y nueve noches del fresno sagrado, el Yggdrasil, y como
recompensa de este autosacrificio las Runas vinieron en su ayuda, otorgándole
la sabiduría. Esta enseñanza, se desprende de las piedras en forma de signos
mágicos. Cada uno de ellos se relaciona con un carácter, una planta, un sonido,
un planeta, una piedra…
Los griegos personificaron al destino con las Moiras, tal como las Nornas
hilaban el de los escandinavos. En la mitología nórdica, Urd, la Norna del
Pasado, es la mayor de las tres, su nombre significa “llegar a ser”. Verdandi,
el presente, significa “ser” y Skuld, la más joven “lo que será”. También eran
las responsables de la manutención de las raíces de Yggdrasil. Eran las mejores
consejeras de los Vikingos. Las Runas eran su oráculo adivinatorio, y las
consultaban siempre.
Ya sea para predecir el futuro, como herramienta de autoconocimiento,
superación personal o camino espiritual, desde tiempos inmemorables la
humanidad ha recurrido a los Oráculos. Sus respuestas eran respetadas sin
cuestionamientos y sus intérpretes pertenecían a las más altas esferas de todas
las culturas. Las Runemals o Vitkis eran mujeres habilitadas para la lectura de
Runas, grabados y hechizos. Curaban, pedían por sus maridos, hacían ofrendas a
los Dioses y cuidaban de la protección espiritual del grupo.
En estos tiempos modernos, en los que confluyen amontonados en el kiosco
de la esquina, el Mahatma Gandhi, Ramakrishna, la Madre Teresa, conviviendo
bajo el mismo techo con fascículos sobre informática, cocina española,
ediciones ilustradas de la Biblia y las revistas “del corazón” asistimos como
nunca al florecimiento de las artes adivinatorias en todo el mundo. En este contexto,
las Runas ocupan un lugar destacado dentro de las disciplinas esotéricas.
Es muy común escuchar la frase “tirar las Runas”, esto nace porque en la
antigüedad la Vitki las arrojaba sobre un paño. En aquellos tiempos se grababan
en varillas de madera de fresno, el árbol sagrado, y para cortar estas varillas
se elegían las ramas orientadas al este. Hoy existen Runas de los más variados
materiales, piedra, cuero, vidrio, resinas… y cada intérprete elije aquellas
con las que más se identifica, incluso hay quienes confeccionan su propio
juego.
Respecto de las “tiradas”, hay muchas formas de consultarlas, siendo la
más simple elegir una Runa a modo de respuesta objetiva, sin rodeos, para
responder a una pregunta simple y concreta. Para una apreciación más amplia y
profunda, elegiremos tres Runas, que representarán a las Nornas, y éstas
describirán los distintos momentos de un proceso, un aprendizaje, un desafío o
nos sugerirán los pasos a seguir para aprovechar al máximo nuestros recursos y
desarrollar nuestro potencial.