Amantes de los gatos y la ciencia han develado por qué el
ronroneo tiene poderes terapéuticos. Aunque ya desde el antiguo Egipto se
consideraba bueno para la salud el tener cerca a estos felinos, fue en la
última década que se demostró la forma en que su sonido actúa en el organismo.
El ronroneo de los gatos no sólo tranquiliza y ahuyenta los pensamientos
depresivos, sino que también cura trastornos de sueño y regulariza la actividad
metabólica.
El veterinario francés Jean-Yves Gauchet, es quien ha
explorado las bondades de la ronroterapia. En abril de 2002 se encontró con un
estudio publicado por Animal Voice, una asociación que investiga la
comunicación animal. Las estadísticas del artículo llamaron su atención:
después de una lesión o una fractura, los gatos tienen cinco veces menos
secuelas que los perros y se recuperan tres veces más rápido. La hipótesis
planteada por los especialistas es que el ronroneo tiene cualidades
reparadoras; los gatos no sólo "vibran" de gozo o para arrullarse,
también lo hacen para aliviar situaciones de estrés intenso.
Gauchet decidió probar la hipótesis en seres humanos.
Preparó un CD de 30 minutos de ronroneos y pidió a 250 voluntarios que lo
escucharan. Los reportes fueron positivos en todos los casos: bienestar,
serenidad, facilidad para conciliar el sueño. La explicación está en que el
ronroneo del gato es una vibración sonora de baja frecuencia (25 a 50 hertz),
la misma que usan kinesólogos, ortopedistas y médicos del deporte para reparar
fisuras de los huesos, aliviar lesiones musculares y acelerar la cicatrización.
¿Qué ocurre en nuestro organismo? Muy simple: al escuchar el ronroneo, el
estímulo viaja por el circuito del hipocampo a la amígdala. Ahí la frecuencia
del sonido desencadena la producción de serotonina, "la hormona de la
felicidad", relacionada también con los ciclos de sueño, la libido y el
buen humor.
Si un gato vibra para curarse, arrullarse y aumentar su
propia comodidad, ¿por qué lo hace cuando lo acariciamos o lo sentamos en
nuestro regazo? Muchos veterinarios afirman que se debe a que el gato entiende
que una persona en calma y serenidad estará más atenta a lo que él necesita.
Así, bajo la idea del cariño altruista de los gatos (o los perros) hay también
una relación de conveniencia y superviviencia.
En general, las mascotas nos vinculan de manera distinta con
el mundo y con nosotros mismos, alejan los pensamientos oscuros y reducen la
ansiedad. Esto se debe principalmente al contacto físico. Particularmente los
gatos tienen una suerte de imán para las caricias, es por ello que muchos
terapeutas que trabajan con animales afirman que nos acercamos a ellos para
encontrar una completud afectiva.
Mascotas para sanar
El sitio de Delta Society, es una asociación en Estados
Unidos especializada en dar terapia con mascotas. Según manifiesta el sitio, el
proceso de cuidar a otros (tocarlos, protegerlos, alimentarlos y abrazarlos)
genera las mismas reacciones fisiológicas y sentimientos que ocurren al recibir
cuidados. Esto querría decir que cuidar a otros nos hace sentir como si nos
estuvieran cuidando. "Por eso los amos están tan seguros de que sus
animales domésticos les dan muchísimo amor", concluyen los expertos de DS.
Pero eso no es todo. La Universidad de Azuba, Japón, afirma
que "al jugar con sus mascotas, las personas sufren en su interior un
estallido de una hormona asociada con el instinto maternal, el enamoramiento y
el placer. Se trata de la oxitocina, conocida también como la "droga del
amor", que disminuye el estrés, combate la depresión e influye en la
construcción de la confianza entre las personas".
Ya se sabe que cuidar correctamente a una mascota genera
grandes beneficios en la salud física, mental y emocional. Sacar a pasear al
perro o jugar con él en el jardín nos permite ejercitar el cuerpo, socializar y
cambiar de aire cuando menos una vez al día.
Al igual que como Delta Society, hay otras organizaciones,
como People Animals Love, que piden a los amos que presten a sus mascotas el
fin de semana para que éstas convivan con distintos grupos vulnerables, niños
enfermos, gente de la tercera edad, mujeres en situación de maltrato, etc. Los
resultados, sobre todo en niños, personas de la tercera edad y adultos con
problemas cardiacos o trastornos alimenticios, han sido magníficos: entre otros
beneficios, bajan los niveles de colesterol, se reducen los problemas cardiacos
y se sana más pronto y se gana confianza en la vida. Lo sorprendente es que, en
la mayoría de los casos, el simple hecho de mirar y acariciar a la mascota
reduce la ansiedad, tranquiliza la respiración y reenfoca los pensamientos
hacia una vía más positiva.
El animal que llevamos dentro
Hay algo en nosotros que no termina
por desaparecer a pesar de tanta "civilización". Esa necesidad
de contacto con la naturaleza, a ese instinto que nos habla desde lo más
profundo de nuestra memoria genética. El bienestar que llegamos a
sentir al cuidar una mascota, una planta, un jardín, o al salir de nuestras
cuatro paredes para dar una caminata en el parque, es una forma de reconfortar
al animal que fuimos durante miles de años y que ha sido domesticado por la
cultura.
Ese animal que somos y que sigue reaccionando -sin ser muy
consciente de ello- ante los cambios de estación, la intensidad de la luz o los
niveles de humedad, necesita salir de su letargo de vez en cuando para recordar
que está hecho de lo mismo que el resto de la naturaleza.
Más allá del ritmo y el orden que una mascota puede traer a
nuestro día a día, más allá del lazo que establecemos con un ser vivo que
depende de nosotros para vivir, me parece que también está la posibilidad de
sensibilizarnos para no olvidar que todavía somos parte de la naturaleza.
Las mujeres y los gatos
Los felinos son maestros de la armonía. Según el Feng Shui
mejoran con su presencia el bienestar físico y espiritual de las personas con
las que viven. En solteros, esto está comprobado científicamente. Dos
investigadores en comportamiento, Dennis C. Turner y Gerulf Rieger, de Suiza,
realizaron algunas preguntas abiertas en una población de hombres y mujeres. Las preguntas fueron: ¿Tiene el vivir junto a un gato el
mismo efecto positivo si además se vive en pareja? y ¿La influencia de un gato
en el bienestar de una persona es comparable a la influencia de una pareja
humana?
El resultado del test fue una gran sorpresa: solamente con
un gato, una mujer es muy feliz.
Los encuestados eligieron de una extensa lista de adjetivos
los que les parecían más acertados para describir situaciones e impresiones
respecto de situaciones de la vida cotidiana. Estos adjetivos fueron
posteriormente ordenados en 14 categorías de estado de ánimo.
Se partió de la suposición de que las mujeres tienen una
relación más fuerte con los gatos que los hombres. Y aunque esa suposición
quedó establecida, la sorpresa fue que las mujeres que estaban en pareja y
convivían con gatos en comparación con las que no lo hacían, se sentían más
seguras de sí mismas, menos atemorizadas, se desesperaban menos y se sentían
fatigadas menos a menudo. O sea, lo importante para este bienestar no era su
pareja sino el felino; una mujer es más feliz cuando tiene una pareja y un gato.
Este estudio podría explicar por qué el 99 % de las personas
que dedican parte de su tiempo a colaborar en redes de rescatistas y
proteccionismo ¡son mujeres!
De hecho, ya los egipcios los veneraban desde más o menos el
año 2.900 a.C. como una deidad local en el Delta del Nilo. Y no era un dios
varón, sino una diosa hembra, la gata Bastet, que defendió al dios sol Ra
contra los ataques de la serpiente Apofis, una de las deidades más
representativas del mal.
Bastet era amén de protectora de la familia y patrona del
hogar, una diosa de la felicidad, el placer, la alegría, la feminidad, la
música, y la danza.
De acuerdo con Discoverynews, los gatos parecen recordar los
favores y devolverlos después. El estudio precisó que son más propensos a
corresponder a las necesidades de sus dueños si ellos han respondido
previamente a las suyas.
Así que basta de seguir afirmando calumnias sobre los
felinos. No son ni traicioneros, ni es cierto tampoco que solo se vinculan con
las personas a cambio de comida.
Queda claro que si el perro es el mejor amigo del hombre, el
gato es el mejor amigo de la mujer.