Hay muchas tendencias dentro del
vegetarianismo. Las motivaciones que nos llevan a ser vegetarianos son muy
variadas y por lo tanto existen muchos tipos.
Lo que tienen en común todas las dietas
vegetarianas es su rechazo a la "carne" de los animales, sean estos
aves, mamíferos o peces. Así, pese a que algunas personas que consumen peces se
autodenominan vegetarianos, en verdad no lo serían, pudiendo denominarse a lo
sumo "semi vegetarianos".
Tradicionalmente se establece para los
vegetarianos la siguiente clasificación dependiendo de qué productos de origen
animal se abstienen para denominarse de una u otra manera:
Veganos: Son los vegetarianos que se
abstienen de cualquier producto de origen animal, incluyendo leche, huevos o la
miel. La motivación principal de los veganos es el respeto a los demás
animales. Por ello, en la medida en que los productos de origen animal implican
la explotación de los animales, el veganismo se propone como una actitud que
promueve la liberación de los demás animales de esta opresión.
Ovo vegetarianos: Son aquellos vegetarianos
que consumen huevos, rechazando por el contrario la leche y los productos
derivados de la leche.
Lacto vegetarianos: Incluyen en su dieta la
leche, pero no los huevos.
Ovo-lacto vegetarianos: Es la variante del
vegetarianismo que incluye en su dieta huevos y productos lácteos.
Además de esta clasificación, existen
multitud de variantes y tendencias relacionadas con la alimentación
vegetariana. Hay, entre otros, vegetarianos religiosos, vegetarianos motivados
por la salud, vegetarianos preocupados principalmente por el medioambiente o
aquellos, fundamentalmente veganos, preocupados por los derechos animales.
Por supuesto que esta lista no se agota
aquí, pero hemos nombrado los tipos más importantes. Hay que considerar además
que las motivaciones para ser vegetariano pueden ser diversas, combinándose
varias tendencias en una misma persona y evolucionando a lo largo del tiempo.
Los alimentos que más proteínas aportan en
una dieta vegana son:
* las legumbres: garbanzos, arvejas,
lentejas, derivados de la soja...
* los cereales: harina, avena, arroz, cebada,
trigo, mijo, quínoa...
* los frutos secos: las nueces, avellanas,
almendras, castañas...
* las semillas: de girasol, de calabaza, de
sésamo, de chía, de amapolas...
Más allá del tipo de vegetarianismo que
elijamos, lo importante es encontrar el punto de equilibrio entre la salud y el
dogmatismo. No tiene mucho sentido ser vegetariano o vegano estricto si esto no
se adapta a nuestro ritmo de vida o si nos impone un aislamiento social.
Habrá que observar nuestra actitud y
reconocer cuál es nuestro sincero interés, la salud..? La moda..? La no
violencia hacia los animales..? Cualquier cambio de hábito que adoptemos deberá
ocurrir en forma natural, atendiendo a las respuestas de nuestro organismo. Sin
forzar conductas que lejos de beneficiarnos, física, mental o espiritualmente, nos
pueden resultar frustrantes.
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